"Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado". Mateo 25:29.
¿Cómo puede aquel que no tiene, pasar a tener algo?
Claramente el "que no tiene" en realidad algo, por poco que sea, tiene, solo que percibe aquello como nada. Si tal sujeto lo valorara correctamente, pasaría a ser "alguien que tiene".
Digo valorar pero no en un sentido bajo, como el valor que un dragón le da a su oro, sino en un sentido alto, como el de un hortelano que valora su tiempo, su tierra y sus semillas e invierte todo ello con la esperanza de convertirlo en muchísimo más. En lo material funciona porque sigue un principio más alto, espiritual.
Lo único que realmente tenemos es el tiempo de esta vida, quien lo valora mal lo atesora y termina perdiendo su vida; el que lo valora bien, lo invierte en el Reino de Dios y su justicia, lo que implica "perder" ese tiempo de vida, pero gana la vida eterna, que es el conocimiento de Dios. Fascinante.
"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará". Mateo 16:25.
Lo interesante es que el garante de esta inversión es Dios mismo, que dice que confiemos en él que esto vale la pena y la riqueza es eterna.
