sábado, 25 de febrero de 2023

En tu prisión - Emanuel Elías

 Tercera entrega de Emanuel:


Se interpreta como inspirada en una conversación que no terminó como nos gustaría con un inconverso, por lo cual el otro continúa encerrado, de ahí el título.

viernes, 17 de febrero de 2023

Dios de paz - Emanuel Elías

 Segunda pieza lírica que presenta en su canal el artista Emanuel Elías. La primera ya la habíamos comentado.

No podía faltar en este blog:


A propósito, Emanuel tomó el micrófono la semana pasada en el Campa Rústico 2023 que se hizo en Tolhuin frente a jóvenes de las tres poblaciones más importantes de la provincia de Tierra del Fuego. Foto relacionada:




Símbolos opuestos

Curioso. Si duplicamos y rotamos el dalet moderno noventa grados y lo superponemos sobre el primero ¿no obtendremos un símbolo contrario al que hoy usa cierta tribu?



martes, 14 de febrero de 2023

04 - Un corazón nuevo

Este es el segundo escrito de una serie, clic aquí para ver el índice.

Llegó el día de mi traslado, luego de haber estado nueve días a la espera. Me llevarán a la clínica San Jorge de la ciudad de Ushuaia, allí me van a practicar un nuevo estudio del corazón y la enfermedad que detectaron con anterioridad en la clínica Cemep de Río Grande. Es porque, para algunos de los médicos que llevan adelante mi caso, algunas partes del primer informe y las imágenes generan dudas; por esta razón es que ellos solicitaron un nuevo estudio para aclararlas.

Claro que mientras más pasaba el tiempo a mí en lo personal algo me preocupaba. Días atrás uno de los doctores que conforman el cuerpo de médicos de la unidad coronaria me había dicho que mi caso era bastante delicado; y que mientras más pasaba el tiempo, mayor riesgo corría yo. Es decir, que podría llegar para el traslado, como así también podría no llegar, morir en la espera, y mi vida corría serio peligro. 

Debo reconocer que algún tipo de temor yo tenia, no era ese miedo a morirme, pero sí que estaba como algo asustado por la situación. Y me daba cuenta de que esos temores eran a causa de una obra de Satanás, era el Diablo haciendo de las suyas. Pero también tenía mensajes por parte del Señor para ayudarme a calmar ese pequeño temor que tenía conforme a pasaban los días, un médico me decía: «vos estás acá porque alguien así lo quiere», «si estás acá es por algo creelo».

El traslado se pudo dar de la mejor manera; para este viaje hacia Ushuaia me acompaño el hermano Joel Villegas, hermano que desde el minuto cero estuvo presente y acompañándome en mis estudios. Llegamos a la clínica San Jorge y allí ya nos estaban esperando para repetir el estudio.

El quirófano ya estaba preparado y mientras a mí me ingresaban siendo las 10:30 horas; al mismo tiempo, el hermano Joel se encargaba de rellenar algunos papeles, trámites que se realizan en cuestiones como estas. Una vez que ingreso al quirófano de hemodinámica comienzan los controles previos, colocación de monitoreo de signos vitales y me hacen la limpieza con un líquido especial en la zona donde me iban a punzar para ingresar vía arteria radial por muñeca derecha. Debo ser claro que todos estos términos específicos y técnicos me los fui aprendiendo a medida que iba escuchando a los intervencionistas, también porque me iba informando de todo estos estudios porque lo buscaba en la web, es decir, hacía la búsqueda de información de lo que me habían descubierto en cuanto a la enfermedad, y además de la futura cirugía que me irían a practicar en caso de que no encontrar otra solución.

Este nuevo estudio se llama técnicamente cinecoronariografía, es un procedimiento mínimamente invasivo para diagnosticar obstrucciones en el flujo de sangre que circula por las arterias del corazón. Una vez realizado este procedimiento se continúa con la angioplastía, que es un procedimiento que permite mejorar el flujo sanguíneo en arterias coronarias estrechas o bloqueadas mediante la colocación de stents coronarios, estos son pequeñas mallas tipo caños expansibles que se colocan en la arterias liberadas de las placas que obstruían el libre flujo de sangre en las arterias. Debo contar que durante este procedimiento sentí un agudo dolor torácico, y el intervencionista —el Dr. Cardone quien se encontraba junto al Dr. Yamandú— me pregunta si sentía molestia, yo me encontraba literalmente casi sin aire y con bastante dolor, para ese momento solo contesto que sí, que sentía molestia y dolor, «respire profundo y vaya soltando el aire de manera muy lenta», me respondió. 

Continua el proceso y cada vez sentía más y más agudo el dolor, nuevamente el doctor me pide que respire profundo y lo vaya largando de manera lenta y tranquila, en ese segundo momento sentí que el dolor disminuía de a poco, muy lentamente, y es ahí donde ambos doctores me dicen, tranquilo José, ya está, ya terminamos. En ese momento uno de los doctores me dice, mirándome fijo a la cara, «ese dolor que sentiste es cuando desobstruimos la arteria, quédate tranquilo salió todo muy bien», me vuelve a mirar y me explica que el problema de estenosis que yo tengo es poco visible en personas jóvenes como yo y se da en uno de cien personas que por lo general son personas mayores a los sesenta, setenta años. Una vez más se dirige hacia mí y me dice «¿sabés que nunca más en tu vida tenés que volver a fumar no? Y además tenés que cambiar tu ritmo y estilo de vida».  A esto respondo yo «¡sí doctor!», y con voz poco audible vuelvo a repetir «nunca más, doctor».

Eran las 11:40  horas y yo salía del quirófano, fui llevado a la unidad de terapia intensiva donde iba a permanecer en observación por veinticuatro horas, luego de una serie de monitoreos y sin que presentara ningún síntoma adverso, me trasladarían a sala común. Durante esas veinticuatro horas primeras, pasaron miles se sensaciones por mi mente.

La más importante es que no podía creer aun por lo que estaba pasando. Porque yo me había hecho la idea de cómo iba a suceder todo, no tenía nada más en la cabeza ni podía dejar de pensar en qué pasaría cuando me fueran a hacer esa  cirugía de revascularización —también llamada de bypass, que se hace a corazón abierto, algo que por la gracia de Dios no pasó. Yo ya me venía mirando varios tutoriales de como sería la cirugía, cuáles eran los métodos, y cuan doloroso podría llegar a ser. Eso sin mencionar que durante el procedimiento se corren ciertos riesgos puesto que la intervención puede salir mal —vale aclarar que para todo tipo de cirugías, ya sea una de menor importancia como una de mayor complejidad, todas implican y conllevan un riesgo de que algo pueda llegar a salir mal y se pone en riesgo la vida, eso es algo que todo cirujano te lo explica antes de cualquier operación. Después de haberme visto tantos videos acerca de cómo era el procedimiento de la misma, lo mío terminó siendo otra cosa. Por la divina gracia de Jesús y Dios Padre me volvieron a realizar el mismo estudio ya realizado anteriormente, esto para convalidar lo que ya estaba asentado en el informe, y para verificar cómo irían a proceder en el caso de la cirugía de revascularización. Para mi sorpresa, finalizado el nuevo estudio de cateterismo, los intervencionistas ya habían realizado una angioplastia coronaria y lograron colocar dos stent de última generación y de esa manera consiguieron evitar la operación a corazón abierto.

Ambos médicos intervinientes fueron excelentes, sobrellevando mi caso de la mejor manera y con una calma y tranquilidad como solo unos verdaderos profesionales lo podían hacer, vale mencionar que ambos doctores estaban siendo guiados por el Señor Jesús. Una vez finalizada la intervención, la palabra de ambos profesionales fueron las siguientes «ya terminamos, respirá tranquilo que todo salió muy bien», puedo estar seguro que a través de los médicos quien me estaba hablando realmente era Dios, demostrándome una vez más su infinito amor y misericordia, que a pesar de que soy un pecador, él sigue siendo misericordioso conmigo y me vuelve a demostrar una vez más su amor y compasión. También agregar que estuvieron presente en todo momento las oraciones de los hermanos de las distintas congregaciones, tanto de Argentina, Chile y hermanos de una congregación en España.

Para finalizar, quise plasmar todo esto en esta narración para contar mi testimonio y que pueda quedar escrita para darle la gloria a Dios, y para agradecer las oraciones de todos y cada uno de los hermanos y hermanas que estuvieron pendientes de cómo iba evolucionando en cada momento, como así también dar las gracias a la familia del anciano Raúl Villegas quienes desde el primer momento me estuvieron acompañando y orando al Señor por mi vida y mi salud. De corazón muy agradecido y especialmente al hermano Joel Villegas quien me acompaño desde el primer día de mi estudio y fue quien me acompaño hasta Ushuaia donde el Señor obró de gran manera en mi vida, y además fue quien al darme el alta la médica cardióloga, me trasladó hasta mi domicilio. 

Desde ahora en más, sé que debo tener una vida más ordenada, debo cambiar mis hábitos de alimentación, saber cómo ubicar las prioridades de cada día, tanto en mi vida personal como así también cuando tenga la oportunidad de volver a mi vida laboral.

¡Doy gracias a Jesús quien murió por mí en la cruz y lo hizo para perdonar mis pecados, para llevarse mis enfermedades y sanar las heridas, si hoy estoy en pie y pudiendo escribir mi relato es pura y exclusivamente por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, y a él sea la Gloria hoy y siempre, y por los siglos de los siglos, amén!


Atte: Osvaldo José Alberto Falcón


Agrego que José quedó tan bien de salud que este fin de semana próximo pasado estuvo de ayudante en el Campa Rústico 2023 organizado por los jóvenes de la iglesia que se reúne en calle Buezas de la ciudad de Ushuaia, en esta foto se lo ve en uno de sus roles clave: la cocina. Según cuentan, se lució.

domingo, 12 de febrero de 2023

03 - Ganar y perder, ¿cuál es la elección correcta?

Este es el segundo escrito de una serie, clic aquí para ver el índice.

Fecha: martes 10 de enero de 2023.

En este nuevo día dar gracias una vez más al Señor por sostenerme y por tener misericordia y amor por su hijo. Ya pasó más de una semana desde que me encuentro en un hospital, y para ser más exacto, en la unidad coronaria de cuidados intensivos, lugar donde quedan hospedadas las personas que necesitan una atención y monitoreo permanente las 24 horas. Hoy es un día más donde el Señor me regala vida, salud y esperanza. Quizás parezca decir muy poco, pero en realidad es mucho más de lo que uno realmente cree; esto lo digo con total convencimiento ya que, al ingresar a este hospital, las palabras del médico fueron esas que ya he contado anteriormente, «no se porque estas acá, alguien te quiere acá…».

Hoy, un martes normal, día laboral para algunos, pero también día de vacaciones para muchos estudiantes escolares, secundarios y también los trabajadores que en esta parte del año deciden viajar al norte a visitar a sus familiares. Mientras todo esto ocurre con total normalidad en el mundo, en cambio, desde este otro lugar, me encuentro viviendo una experiencia única, y si te preguntás por qué lo digo de esta manera es porque lo que uno jamás se imagina, en algún momento de la vida, ocurre. 

Es así que, pensando un poco más, el Señor es bondadoso y muy misericordioso con todos nosotros. ¿Con algunos más que con otros? De ninguna manera, Dios es el mismo con todos sus hijos; solo que a veces, en algunos casos se necesitan pruebas un poco más complejas que en otros. Y sí, señores, así es el caso mío. Claro que no la tomo como compleja —o mejor dicho un poco sí.

De esto me di cuenta, se me hizo el clic en la cabeza ya hace unos días atrás. Ya saben, ese clic que pasa en menos de un segundo, justo ese instante donde el nublado y muy poco claro cerebro se aclara y ves con claridad todo. Pasa cuando caes en la realidad de lo que está sucediendo, cuando tus neuronas asimilan la realidad y te das cuenta que ya no hay vuelta atrás. 


Como dice más arriba, ganar y perder, ¿cuál es o debería ser la elección correcta? Esto siempre va a depender de qué se trate, o sea, qué es lo que uno pretende ganar como así también lo que va a perder.

 Sabemos cómo es el mundo donde vivimos, lugar en el cual somos y formamos parte de una sociedad consumista, egoísta, envidiosa y hasta muchas veces individualista. Si tuviéramos que ser algo de todo esto, en mi caso particular podría optar por ser una persona un poco egoísta, no sería lo correcto o lo que me acerca a lo que soy, pero bueno, sigamos... 

Cuando hablamos de ganar y perder, claro está que nadie quiere perder y todos quieren ganar, de eso no hay duda alguna, pero ¿nos ponemos a pensar realmente qué perdemos cuando ganamos, y que ganamos cuando perdemos? Haciendo la cuenta un poco rápido y desde mi postura podría decir que ganar no he ganado nada, o bueno, podríamos decir que vengo como que un poco empatado. 

Logré avanzar en lo personal, en lo laboral y gracias a Dios he podido cumplir algunas de las tantas cosas que me he propuesto cuando llegué a la isla: darle una mejor casa a mi madre, mejores comodidades y un lugar que se merece como toda madre (por supuesto, está más que claro que como hijos debemos honrar a nuestros padres y hacerlo en vida, creo firmemente en que si nos lo proponemos, lo logramos).

 Ahora, ¿qué es lo que he perdido (o lo que vengo perdiendo) en todo este tiempo? La verdad es que lo debería analizar muy pausadamente, son muchos los puntos que debo ver y rever.

Primero que nada, voy a comenzar por mi Salud. La factura ya viene desde el dos mil trece (hace diez años) al poco tiempo de haber llegado a la ciudad (o como muchos le dicen la isla de la fantasía, pero este punto no viene al tema así que lo dejaremos para otra ocasión) mi salud se me ha deteriorado; no tanto en lo fisiológico sino más bien en lo mental, y esto por no ser una persona explosiva, es decir, soy una persona que acumula todo, literalmente todo, lo malo, lo muy malo y todo lo que hace mal. Cuestión es que en algún momento «el cuerpo te pasa factura dirían por ahí», a razón de esto es que soy una persona que últimamente se había convertido en un paciente hipocondríaco (te aconsejo buscar el termino y sacar tus propias conclusiones). Mas allá de lo Hipocondríaco, existían dolencias verdaderas que en su momento fueron analizadas y resueltas. Ahora esto —lo que está pasando hoy y ahora— es un todo compuesto por un poco de distintas cosas: tantas tensiones acumuladas (como dije, el no ser explosivo y acumular psíquicamente todo lo que está mal), presiones, el darle más importancia al trabajo que a las dolencias y además el ser un obsesionado de la responsabilidad laboral. Sin lugar a dudas que a veces ganamos más de lo que perdemos pero en mi caso y muy particular, me ha tocado perder más de lo que he ganado —en este punto quiero que quede en claro que no le hecho la culpa a nadie, es una culpa mía y un reproche hacia mi persona por priorizar mal las cosas.

También sumado a todo esto, debo reconocer que lo que más he perdido desde hace bastante es la presencia de Dios, sus consejos los cuales siempre son perfectos. Es perder tiempo en cosas que no son leer y aprender de la palabra, meditar en el Señor y sólo acordarme de lo suyo en algunas ocasiones; porque mas allá de estar asistir en las reuniones de la iglesia, muy pocas veces mi mente está conectada con ese día de reunión.

Y cosas como estas pasan cuando no le damos importancia a las cosas de Dios, entonces creemos que nuestras decisiones son buenas sin antes tener su aprobación. Es algo que hacemos totalmente mal, y en esto me hago cargo de manera personal ya que a veces le he orado al Señor por algo y sin tener su aprobación y consejo lo he hecho igual. 

Es en este momento donde todo el mal comportamiento que he venido teniendo desde hace bastante viene a mi mente. Hoy puedo decir que sí es la voluntad del Señor que esté aquí y pueda darme cuenta de todo. Soy realmente agradecido con el Padre porque, quizás a pesar de que no me merezca esta nueva oportunidad, nuestro Señor Jesucristo como buen padre tiene la bondad de poder darnos siempre una nueva ventana de oportunidad. A mí sólo me resta decir que los tiempos del Señor son perfectos y cuando Él hace algo, lo hace para que le demos toda la gloria y podamos ser testimonio de lo que vivimos o estamos viviendo. 

Esta es una pequeña porción más de narración que descargo en letras y agradecer a nuestro Señor Jesucristo; mañana tengo un nuevo estudio y una nueva evaluación médica, yo sólo puedo decir que el Señor haga su voluntad en mi vida y todo lo que el Señor hace es porque Él es soberano. Amén.