martes, 14 de febrero de 2023

04 - Un corazón nuevo

Este es el segundo escrito de una serie, clic aquí para ver el índice.

Llegó el día de mi traslado, luego de haber estado nueve días a la espera. Me llevarán a la clínica San Jorge de la ciudad de Ushuaia, allí me van a practicar un nuevo estudio del corazón y la enfermedad que detectaron con anterioridad en la clínica Cemep de Río Grande. Es porque, para algunos de los médicos que llevan adelante mi caso, algunas partes del primer informe y las imágenes generan dudas; por esta razón es que ellos solicitaron un nuevo estudio para aclararlas.

Claro que mientras más pasaba el tiempo a mí en lo personal algo me preocupaba. Días atrás uno de los doctores que conforman el cuerpo de médicos de la unidad coronaria me había dicho que mi caso era bastante delicado; y que mientras más pasaba el tiempo, mayor riesgo corría yo. Es decir, que podría llegar para el traslado, como así también podría no llegar, morir en la espera, y mi vida corría serio peligro. 

Debo reconocer que algún tipo de temor yo tenia, no era ese miedo a morirme, pero sí que estaba como algo asustado por la situación. Y me daba cuenta de que esos temores eran a causa de una obra de Satanás, era el Diablo haciendo de las suyas. Pero también tenía mensajes por parte del Señor para ayudarme a calmar ese pequeño temor que tenía conforme a pasaban los días, un médico me decía: «vos estás acá porque alguien así lo quiere», «si estás acá es por algo creelo».

El traslado se pudo dar de la mejor manera; para este viaje hacia Ushuaia me acompaño el hermano Joel Villegas, hermano que desde el minuto cero estuvo presente y acompañándome en mis estudios. Llegamos a la clínica San Jorge y allí ya nos estaban esperando para repetir el estudio.

El quirófano ya estaba preparado y mientras a mí me ingresaban siendo las 10:30 horas; al mismo tiempo, el hermano Joel se encargaba de rellenar algunos papeles, trámites que se realizan en cuestiones como estas. Una vez que ingreso al quirófano de hemodinámica comienzan los controles previos, colocación de monitoreo de signos vitales y me hacen la limpieza con un líquido especial en la zona donde me iban a punzar para ingresar vía arteria radial por muñeca derecha. Debo ser claro que todos estos términos específicos y técnicos me los fui aprendiendo a medida que iba escuchando a los intervencionistas, también porque me iba informando de todo estos estudios porque lo buscaba en la web, es decir, hacía la búsqueda de información de lo que me habían descubierto en cuanto a la enfermedad, y además de la futura cirugía que me irían a practicar en caso de que no encontrar otra solución.

Este nuevo estudio se llama técnicamente cinecoronariografía, es un procedimiento mínimamente invasivo para diagnosticar obstrucciones en el flujo de sangre que circula por las arterias del corazón. Una vez realizado este procedimiento se continúa con la angioplastía, que es un procedimiento que permite mejorar el flujo sanguíneo en arterias coronarias estrechas o bloqueadas mediante la colocación de stents coronarios, estos son pequeñas mallas tipo caños expansibles que se colocan en la arterias liberadas de las placas que obstruían el libre flujo de sangre en las arterias. Debo contar que durante este procedimiento sentí un agudo dolor torácico, y el intervencionista —el Dr. Cardone quien se encontraba junto al Dr. Yamandú— me pregunta si sentía molestia, yo me encontraba literalmente casi sin aire y con bastante dolor, para ese momento solo contesto que sí, que sentía molestia y dolor, «respire profundo y vaya soltando el aire de manera muy lenta», me respondió. 

Continua el proceso y cada vez sentía más y más agudo el dolor, nuevamente el doctor me pide que respire profundo y lo vaya largando de manera lenta y tranquila, en ese segundo momento sentí que el dolor disminuía de a poco, muy lentamente, y es ahí donde ambos doctores me dicen, tranquilo José, ya está, ya terminamos. En ese momento uno de los doctores me dice, mirándome fijo a la cara, «ese dolor que sentiste es cuando desobstruimos la arteria, quédate tranquilo salió todo muy bien», me vuelve a mirar y me explica que el problema de estenosis que yo tengo es poco visible en personas jóvenes como yo y se da en uno de cien personas que por lo general son personas mayores a los sesenta, setenta años. Una vez más se dirige hacia mí y me dice «¿sabés que nunca más en tu vida tenés que volver a fumar no? Y además tenés que cambiar tu ritmo y estilo de vida».  A esto respondo yo «¡sí doctor!», y con voz poco audible vuelvo a repetir «nunca más, doctor».

Eran las 11:40  horas y yo salía del quirófano, fui llevado a la unidad de terapia intensiva donde iba a permanecer en observación por veinticuatro horas, luego de una serie de monitoreos y sin que presentara ningún síntoma adverso, me trasladarían a sala común. Durante esas veinticuatro horas primeras, pasaron miles se sensaciones por mi mente.

La más importante es que no podía creer aun por lo que estaba pasando. Porque yo me había hecho la idea de cómo iba a suceder todo, no tenía nada más en la cabeza ni podía dejar de pensar en qué pasaría cuando me fueran a hacer esa  cirugía de revascularización —también llamada de bypass, que se hace a corazón abierto, algo que por la gracia de Dios no pasó. Yo ya me venía mirando varios tutoriales de como sería la cirugía, cuáles eran los métodos, y cuan doloroso podría llegar a ser. Eso sin mencionar que durante el procedimiento se corren ciertos riesgos puesto que la intervención puede salir mal —vale aclarar que para todo tipo de cirugías, ya sea una de menor importancia como una de mayor complejidad, todas implican y conllevan un riesgo de que algo pueda llegar a salir mal y se pone en riesgo la vida, eso es algo que todo cirujano te lo explica antes de cualquier operación. Después de haberme visto tantos videos acerca de cómo era el procedimiento de la misma, lo mío terminó siendo otra cosa. Por la divina gracia de Jesús y Dios Padre me volvieron a realizar el mismo estudio ya realizado anteriormente, esto para convalidar lo que ya estaba asentado en el informe, y para verificar cómo irían a proceder en el caso de la cirugía de revascularización. Para mi sorpresa, finalizado el nuevo estudio de cateterismo, los intervencionistas ya habían realizado una angioplastia coronaria y lograron colocar dos stent de última generación y de esa manera consiguieron evitar la operación a corazón abierto.

Ambos médicos intervinientes fueron excelentes, sobrellevando mi caso de la mejor manera y con una calma y tranquilidad como solo unos verdaderos profesionales lo podían hacer, vale mencionar que ambos doctores estaban siendo guiados por el Señor Jesús. Una vez finalizada la intervención, la palabra de ambos profesionales fueron las siguientes «ya terminamos, respirá tranquilo que todo salió muy bien», puedo estar seguro que a través de los médicos quien me estaba hablando realmente era Dios, demostrándome una vez más su infinito amor y misericordia, que a pesar de que soy un pecador, él sigue siendo misericordioso conmigo y me vuelve a demostrar una vez más su amor y compasión. También agregar que estuvieron presente en todo momento las oraciones de los hermanos de las distintas congregaciones, tanto de Argentina, Chile y hermanos de una congregación en España.

Para finalizar, quise plasmar todo esto en esta narración para contar mi testimonio y que pueda quedar escrita para darle la gloria a Dios, y para agradecer las oraciones de todos y cada uno de los hermanos y hermanas que estuvieron pendientes de cómo iba evolucionando en cada momento, como así también dar las gracias a la familia del anciano Raúl Villegas quienes desde el primer momento me estuvieron acompañando y orando al Señor por mi vida y mi salud. De corazón muy agradecido y especialmente al hermano Joel Villegas quien me acompaño desde el primer día de mi estudio y fue quien me acompaño hasta Ushuaia donde el Señor obró de gran manera en mi vida, y además fue quien al darme el alta la médica cardióloga, me trasladó hasta mi domicilio. 

Desde ahora en más, sé que debo tener una vida más ordenada, debo cambiar mis hábitos de alimentación, saber cómo ubicar las prioridades de cada día, tanto en mi vida personal como así también cuando tenga la oportunidad de volver a mi vida laboral.

¡Doy gracias a Jesús quien murió por mí en la cruz y lo hizo para perdonar mis pecados, para llevarse mis enfermedades y sanar las heridas, si hoy estoy en pie y pudiendo escribir mi relato es pura y exclusivamente por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, y a él sea la Gloria hoy y siempre, y por los siglos de los siglos, amén!


Atte: Osvaldo José Alberto Falcón


Agrego que José quedó tan bien de salud que este fin de semana próximo pasado estuvo de ayudante en el Campa Rústico 2023 organizado por los jóvenes de la iglesia que se reúne en calle Buezas de la ciudad de Ushuaia, en esta foto se lo ve en uno de sus roles clave: la cocina. Según cuentan, se lució.