jueves, 30 de noviembre de 2023

Espero que con lo que pasó se termine la hipocresía del evangélista "antipolítico"

"Las anteojeras no son siempre malas..."
Frase típica disparadora:
El creyente no debe meterse en política, solamente debe predicar el evangelio.
Esta y otras frases similares en las que entran otros notoques y nopruebes, han plagado muchas iglesias estableciéndose como máximas casi incuestionables. En defensa de estas hay que decir que son opciones muy atractivas cuando se quiere hacer un enfoque en las tareas evangelísticas, como las viseras/anteojeras en los caballos, se entiende por qué se propagaron. En su contra, que pretenden anular fases de existencia innegable en el hombre.
En el caso de la frase citada, su conciencia política. Como que el evangélico no tiene sensibilidad ni parecer, ni propuesta política inmediata. Inmediata porque la frase que acompaña a esta máxima es: nuestra polis es la de la Ciudad no hecha por mano humana, cuyo arquitecto y constructor es Dios; no somos de este mundo.

Se vuelve incumplible entonces en la práctica son incumplibles porque obviamente van contra la naturaleza del hombre en asuntos que al hombre le son lícitos de practicar. En este caso, ya que el hombre sano es un ser político, que piensa y analiza, que siente y decide, que intenta racionalizar sus deseos para afectar la polis, no se le puede prohibir estar al margen de la política.
El que intenta vivir bajo el precepto citado se verá inevitablemente comentando cuestiones políticas tratando de justificar su santidad respecto de la "sucia" política arguyendo que no está nombrando entes particulares (partidos, candidatos, etcétera) pero no engaña a nadie, claramente tiene un set de ideas preferidas y ponderadas sobre lo que tiene que ser el gobierno, la ley, el gobernante, etcétera. Set que defiende y promueve cada vez que siente que tiene que hablar de lo político. Luego también habrá entes particulares que favorecen  más o menos y ocasionalmente a la concreción de dicho conjunto. Eventualmente esta persona quedará defendiendo o promoviendo a algún ente particular (¡sin dar nombres! es que es un picarón de aquellas, sabe rodear su precepto "divino"), que para sorpresa de nadie es fácilmente identificable en el discurso del hipócrita que estoy denunciando.
Para muestra este botón (Federación Argentina de Iglesias Evangélicas), que se dirigen a los "Estimados hermanos, estimadas hermanas" para intervenir, hacer declaraciones de contexto y reafirmar posiciones políticas cristianoides. Como se decía en el párrafo anterior, el olor partidista se le nota a la legua; pero mientras se tapan la boca haciendo ji, ji, ji, y creen que engañan a algunos usando una careta de idiota imparcialidad, la verdad es que no hace falta ser un gran intelectual para señalarlos y decir que, como aquel infame emperador, en realidad están desnudos.