martes, 11 de octubre de 2022

De los que construyen la Torre de Babel (1/2)

Este domingo en el taller analizamos un gráfico y haciéndolo nos encontramos con el dibujo de la torre de Babel, y nos preguntamos ¿qué tan contemporáneo es el concepto?

«Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 

Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 

Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió* Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra».

(Génesis 11:1-9).

*Nota: Vea la palabra en hebreo balal, que significa confundir.

Se meditó sobre el deseo de independencia del hombre respecto de Dios, y se razonó por qué está mal. Se concluyó que el querer quitar a Dios implica querer quitar lo bueno, justo, hermoso, puro, etcétera. Pero quien ama a Dios, ama sus características, las considera indispensables y se somete felizmente a él para vivir y disfrutar de ellas.

También que no toda división es mala, ni toda unión es buena. La unión de los hombres sin querer tener en cuenta a Dios es mala. La que hace Dios, que nos unifica bajo la soberanía de Jesucristo el Señor, es  la única buena. La división, o espada, que trae Cristo, también es buena; pero la espada que se blande fuera de Él es mala. Y así.

Como principio la división por lenguas es buena, la separación en naciones también; ayuda a que el hombre no se pierda en deseos de unión sin él. Dios las creó. Intentar disolverlas es ir contra esto. Sólo Dios puede manejar la unión y división de buena manera, y vemos que con la Iglesia lo hace, aunque todavía no se haya manifestado.

Con todo, entre los hombres, los deseos de independencia contra Dios no desaparecieron, ni tampoco las tentaciones del Diablo, tópico que desarrollo en la parte segunda...