Con motivo del ya publicado cortometraje "Mejor que Uno", le hicimos desde esta página una entrevista al artista videógrafo y realizador Gastón Villegas.
¿Por qué elegiste esa temática?
Primero quiero explicar el marco en el que se dio el cortometraje. El corto se hizo para la tesis final de La carrera de cine y nuevos medios del IUPA (Instituto Universitario Patagónico de las Artes) en General Roca. Exigían un cortometraje realizado por cada estudiante, totalmente libre en cuanto a temática y duración, con esa punta de hilo empecé a cranear qué iba a contar y de qué forma.
Quise abarcar mi testimonio visto muy por arriba.
En la ficción del corto Noelia tiene depresión, cuestión que forma parte de mi testimonio, cuento un poco los padecimientos de vivir sin Dios y bajo los rudimentos del mundo. Quise darle un corte evangelístico, dando un testimonio de la verdad, que es Cristo, anunciando que Dios no solo es real, sino tangible hasta en los hechos, cómo él puede pasar de muerte a vida a una persona por el poder del evangelio.
Entonces quería evangelizar contando y dando mi testimonio de conversión.
¿Cuáles fueron las tres dificultades más importantes al hacer este cortometraje y cómo resolviste cada una?
Las tres dificultades más grandes fueron el guión, la coordinación en el rodaje y la edición.
El guión
Es el relato de lo que uno quiere contar, y con la forma con la que uno lo quiere contar. Siempre hay un principio en los realizadores que, si bien en su mente pueden entender de principio a fin la idea, y todo en su profundidad, a la hora de contárselo a alguien tienen que pensar bien cómo encapsular todo en una obra cinematográfica. Para esto en una película siempre tenemos que valernos de recursos: metáfora, síntesis, de un montón de herramientas que nos sirven para poder bajar lo que tengo en la mente y plasmarlo en una pantalla. Y además de todo eso que se entienda y que logre el fin que uno espera.
Como soy una persona que me enredo en mis propias exposiciones, me voy por las ramas, para solucionar el guión me propuse este principio: cuanto más simple, mejor; porque a veces menos es más. Entonces me sirve mucho eso, poder catalizar, e ir a lo práctico a lo que funciona.
Por ahí encaré esto del cortometraje; en un momento me planteé si iba a plasmar ciertas experiencias o vivencias personales, mostrando una dualidad del mundo, porque la depresión trabaja por dentro y eso lo vive la persona que lo tiene. Y digo, cómo hago para que se vea en cámara o que la gente perciba, para que sientan el dolor y la opresión que está viviendo el personaje. Me dije bueno, ¿mostramos bichos raros, mostramos demonios, espíritus, o ya con un maquillaje demacrado podemos darlo a entender?.
Entonces fue más que nada por la practicidad también del tiempo y los recursos con los que yo contaba en ese momento. Esa fue una forma de resolver esa dificultad, la del guión y la idea de cómo contarla.
Pero esto fue difícil: Transmitir la historia de mi testimonio personal. El cómo. ¿Soy explícito, soy crudo, sugiero cosas? Eso tuve que sortear y terminé contando cosas explícitamente y otras quedaron sugeridas. Ese ejercicio fue para mi una dificultad a superar, que tuve y pude sobrellevar. El hacer algo que pueda tener coherencia y funcionalidad. No algo volado o bohemio sino concreto y comunicativo a la hora de plasmar la idea.
La Coordinación
Es decir, ¿Cómo coordinar a quince personas (aproximadamente)?
Yo estoy siendo el director, y hago un montón de trabajos. Montaje, edición, flete, de todo. Pero estas personas están poniendo su tiempo, han afinado, se han comprometido de alguna forma con el proyecto. Tengamos en cuenta que esto era una colaboración no remunerada. A lo que voy es que fue un tema de logística y manejo de personas, de lugares, de equipo y una coordinación que lleva todo un desgaste, una energía que se siente, y que si no tenés un buen plan de rodaje, un buen desglose de escena por escena suelen ser medio tedioso estos procesos.
Para confrontar el problema me dije: Tengo que egresar, presentar algo bien, decente. Y tengo quince personas y estos recursos. Decía: esta escena puede no estar y se va a entender, entonces iba anulando, simplificando cosas. En la idea original había un montón de cosas muy sentidas, muchas exposiciones para los actores, a nivel sentimental. Pero después digo pará, se entiende bien también, si es algo por ahí más sencillo. Entonces fui en ese sentido recortando cosas y simplificando. Voy a evitar también efectos especiales ultracomplejos y voy a ir a lo sencillo. Unas ojeras ya muestran que algo no anda bien. Voy a hacer lo mejor posible con lo que tengo, o con los lugres que me prestan, con lo que puedo conseguir.
La Edición
Esta también fue técnica la edición y el montaje, la compaginación. En la edición se le dan los sentidos finales a todas las piezas grabadas y la coherencia. Y una edición puede cambiar los sentidos de las cosas debido a los atributos y al poder que tiene la compaginación y edición de los materiales dados. El problema es cómo editar de tal manera que se algo concreto, completo, que no sea redundante o reiterativo; que sea eficaz y sencillo de entender también.
La solución fue similar. Me dije: “Voy a hacer las cosas prácticas y con los recursos que tengo. Vamos a dejar las cosas ultraelaboradas y hagamos algo que funcione”.
¿Cuál fue la mejor crítica constructiva que tuviste?
A muchos les gustó el corto en sí, no solo la historia que cuenta. También cuando expuse el corto en la universidad era raro cómo respondían. No daban palabras o respuestas concretas. Decían: muy bueno, muy bueno. Pero nada más. Yo no insistí ni pregunté mucho, porque venía del estrés de crear un cortometraje, presentarlo y por ahí la cabeza la tenés en otro lado.
Pero yendo al grano, no sé si hubo algo elaborado. O no lo recuerdo ahora. De hecho hubo un comentario de una alumna que estaba en la mesa y dice: “Che, muy bueno”. Como que de alguna forma le llegó, lo sintió. Entonces logró el cometido: Llegó y transmitió.
A varios les agradó el corto.
¿Cuáles son tus producciones audiovisuales favoritas?
En primer lugar: Matrix, tiene una historia muy nueva, introduciendo un universo de una forma muy concreta con narrativa y argumento muy bien hechos. Los efectos especiales marcaron un precedente y fueron perfeccionándose, haciendo escuela.
En segundo lugar: Las trilogía de El Señor de los Anillos. Tienen un universo que me gusta mucho. Todo lo que es bélico, en período tipo medieval, la trama que manejan, cómo lo plantean. Se ven los resultados, la gente ahí no más se prende con eso y se identifica. Y también fue como la anterior en cuanto a los efectos especiales.
Y luego pondría en tercer lugar: Un género: docuficción… O películas de ciencia ficción como El Origen, con Dicaprio; en la que se meten a la mente de la gente para robarles secretos y en base a eso se crea un argumento y va una trama. Los efectos también al cien por ciento innovando.
Todas estas están muy bien hechas, tienen una muy buena capacidad de entretener e introducir ideas y mostrarlas y demás; e innovaron técnicamente.
¿Tenés proyectos similares? ¿De qué temática serían?
Sí. Totalmente. Uno de los motivos por los que me metí a estudiar cinematografía es que tengo algo que contar y quiero contar. Como hijos de Dios, el mensaje de Jesucristo.
Tengo pensado hacer muchos proyectos. Ahora no tengo algo así como un cortometraje o un largometraje. Pero sí microvideos, videos de segundos, de uno o dos minutos. Con los que también se puede dar un mensaje y se puede evangelizar ¿no? Ser esa sal y esa luz que el Señor nos invita a ser.
Y respecto a la temática, ahora en lo que estoy mucho es en volver a hacer como un llamado o una exposición de lo que Cristo realmente dijo: A negarnos, tomar la cruz y seguirlo. A veces se diluye eso, o nos olvidamos que con él seremos glorificados y resucitados pero él también nos dio el privilegio de padecer por él.
Para hacer estas cosas se necesita primero voluntad y compromiso y luego tiempo y plata. Por ahí va la cosa.
¿Qué diría a realizadores y consumidores?
A los realizadores cristianos les diría que hagan, comuniquen, que se animen. Siempre cuesta exponerse como artista; porque uno comunica lo que piensa, lo que vive, lo que lleva adentro, y es exponerse a que los demás te aplaudan o te abucheen. Pero si somos hijos de Dios eso tendría que estar resuelto.
Si somos llamados a esto, tenemos que considerar que Dios nos va a pedir cuenta de todo lo que nos dio. Qué lindo sería si podemos lograr ser siervos files, que podamos ver que hicimos todo lo que se nos mandó a hacer y que multiplicamos los talentos y dones.
Así que en ese sentido, que hagan, se animen, que sean prácticos, que no se enreden, en si tienen o no los recursos, ¿no? sin tienen tal cámara o computadora. Ya que con el celular se pueden hacer muchas cosas buenas. Cuando el mensaje tiene potencia y fundamento y Dios está en el asunto, se trasciende la técnica, la calidad de las cosas y se pueden hacer cosas muy buenas e interesantes.
Y a los que consumen, o gustan de ver cortometrajes, que sean astutos a la hora de consumir qué entra por ojos y oídos. Que filtren bien, que es un ejercicio espiritual de dominio propio que podemos implementar para estar más a punto con Dios. Porque lo que consumimos puede influenciar a bien o a mal ¿no? Nos moldea. Pablo decía:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8
Y hoy estamos en un mundo donde ya es muy evidente la intención que hay detrás a la hora de hacer un contenido, ya sea Disney o Hollywood y hay una línea ideológica y filosófica muy explícita, y es muy evidente. Blanco y negro.
Entonces los espectadores que si son cristianos, perseveren en la doctrina de Cristo manteniendo buena su manera de vivir.
