lunes, 19 de diciembre de 2022

Proverbios 18

 Hoy, Proverbios 18:

Torre fuerte es el nombre de Jehová;

A él correrá el justo, y será levantado.

Las riquezas del rico son su ciudad fortificada,

Y como un muro alto en su imaginación.

Versículos 10-11


Las Escrituras no son anti-riquezas. No tiene nada de malo haberlas obtenido por medios honrados y lícitos. El dinero es una herramienta más en la vida, y es un recurso que debe ser bien administrado, lo mismo que la comida, bebida o vestimenta.

Lo que sí es la Biblia, es enemiga del afán por estos recursos, es contraria a la codiciarlos, y dedicar la vida a obtenerlos creyendo que en ellos hay seguridad o poder duraderos. No debemos engañarnos, el viejo hombre siente que tener dinero le da tranquilidad, así como buena comida en la heladera y abrigo bien cuidado para el invierno; el Espíritu sin embargo pretende que pongamos nuestra tranquilidad y confianza en Dios y su plan. Especialmente y empezando por asegurarnos de lo macro a lo micro. ¿Qué más macro que la eternidad?

Por eso Jesucristo decía "¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Marcos 8:36)

Habiendo asegurado la salvación del alma mediante el reconocimiento de las verdades de Cristo, que el es el Señor, el Hijo de Dios, salvador de nuestras almas pecadoras, entonces podemos crecer en eso y a partir de ese momento. Crecer en verdaderas riquezas, que es crecer en el conocimiento de Dios. Todos los recursos mencionados al principio no son sino herramientas provistas y quitadas por Dios según su sabiduría para producir esta otra clase de riquezas eternas. Aspiramos a poder decir con Pablo:


"He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación, Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia, en todo y por todo estoy enseñado. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo."

(Parafraseado de Filipenses 3:8 y 4:11-13).