El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;
El que reprende al impío, se atrae mancha. No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio;
Enseña al justo, y aumentará su saber. El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia. Porque por mí se aumentarán tus días,
Y años de vida se te añadirán. Si fueres sabio, para ti lo serás;
Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.
- Versículos 7 al 12.
Jesucristo lo dijo de otro modo:
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
Mateo 7:6
¿Por qué esta sociedad no progresa? ¿Por qué siguen habiendo grietas, disensiones tontas y peleas entre hermanos?
Porque nos degradamos. Ya no somos hombres, somos más bien hombres-perro, hombres-cerdos. Cuando nos dan algo valioso lo embarramos. Esta es nuestra naturaleza actual.
No se pueden apreciar (ni por lo tanto crecer en) la sabiduría y la inteligencia si no cambiamos de naturaleza. Y el mensaje de Cristo tiene ese poder, de despertar de ese encantamiento al inmundo para que reflexione. El sujeto ahora puede elegir entre volver al mundo de los sanos y ser hombre digno o continuar su existencia en la inmundicia, directo al matadero. Solamente Cristo puede transformar el alma de un hombre-cerdo o un hombre-perro.
¿Para qué vivir revolcándose en el cieno de este mundo?
Dice a cualquier simple: Ven acá.
A los faltos de cordura dice: Venid, comed mi pan,
Y bebed del vino que yo he mezclado. Dejad las simplezas, y vivid,
Y andad por el camino de la inteligencia.
Proverbios 9:4-6